El Barça es un vaivén -
En 90 minutos un equipo o un jugador pueden mostrar dos caras. En dos competiciones, más de lo mismo. Ahora, hacerlo con regularidad tiende a conducir a una impotencia generalizada, más allá de la afamada histeria colectiva que se respira desde los asientos cuando lo visto no llena la pupila futbolera, sobre todo aquella que está habituada a deleitarse con tardes y noches de excelencia.
Tras lo vivido en Praga, no suena nada extraño leer en diversos medios de prensa acerca de caras largas, silencio y más silencio, reproches con ribetes de autocrítica. El punto en común, tres puntos que reafirman el liderato, pero después del éxito, la inconformidad del grupo que vuelve a salir como candidato a la cima ha sido mayor que la intensidad mostrada en el césped checo. En datos esto también se confirma, al ser los de azulgrana los que menos corrieron en esta tercera jornada de la Champions League, a lo que agregan otra cifra más alarmante, los que menos lanzaron a puerta.
Ante los colistas del grupo, Valverde dispuso de su once de gala, ese que aspira a plantarse en Estambul el próximo mayo, si antes no hay otra debacle primaveral. Aunque Messi se estrenó en la competición europea, Suárez, Dembélé y Griezmann siguen con pánico de cara a puerta lejos del arropo de su afición. Mal irán las cuentas si por enésima vez la solución es recostarse al de siempre. De momento poca renta a la crecida inversión en el ex colchonero.
No obviar que la edad de varios pesos pesados está mostrando caminos diferentes para alguno que otro. Frente al Inter en Camp Nou el revulsivo fue Arturo Vidal, escudero de dos figuras llamadas a sentar cátedra en la medular culé. Busquets no vive días felices y ya no se basta solo para frenar las acometidas rivales. De Jong continúa en adaptación, mientras Arthur sigue los pasos del holandés en cuanto a pisar área desde segunda línea. En este panorama, Sergio se agota y Antoine suda como si todavía fuese rojiblanco.
La zaga dicta de la fiabilidad que brindaba la temporada anterior, lo que obliga a Ter Stegen; uno de los más molestos, a ser héroe en cada fecha. Las variantes parecen mínimas desde el banquillo, tanto de los que visten de corto, como las que se escuchan desde la banda vestidas de corbata. Quizás sea turno para la versión gestora del txingurri, seña sin mucha zona de explotación, pero que urge, pues el curso es joven y rectificar pudiera ser sabiduría futura para evitar los errores del pasado.
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